Agnya chakra

Agnya izquierdo:

Cualidades: superego.
Localización corporal: sien derecha.
Localización en la mano: dedo anular izquierdo.
Manifestaciones: condicionamiento, memorias.
Causas de bloqueo: daño a uno mismo, hábitos.

Agnya central:
Cualidades: perdón, resurrección.
Localización corporal: cruce del tálamo óptico (glándulas pineal y pituitaria).
Localización en la mano: dedos anulares.
Manifestaciones: vista, oído, pensamiento.
Causas de bloqueo: ojos errantes, malas compañías.
Número de pétalos: dos.
Elemento: luz.

Agnya derecho:
Cualidades: ego.
Localización corporal: sien izquierda.
Localización en la mano: dedo anular derecho.
Manifestaciones: “yoidad”.
Causas de bloqueo: ideas incorrectas sobre Dios, preocupaciones, daño a otros.

El Agnya Chakra, a veces llamado el tercer ojo, se ubica en el centro del cerebro. Cuando la Kundalini pasa a través del chakra, nuestras ondas de pensamiento se alargan de tal modo que el espacio entre dos pensamientos crece y se ensancha. A medida que los pétalos del chakra se abren, el silencio florece en el centro y se extiende hacia fuera, empujando los pensamientos a la periferia de tu conciencia. En la conciencia sin pensamientos, sientes realmente este silencio hermoso que está en el corazón de la creación. Al igual que las vibraciones, esta expansión del silencio es una onda creada sin percusión. Absoluto y por lo tanto más allá de la causalidad, todo lo que puedes decir es que es.

La mente humana se divide en un ego (ahankara) y un superego (manas). Son las culminaciones de los canales Pingala e Ida Nadi, que se cruzan aquí en el Agnya.

Todo lo que pasa en el lado izquierdo: las memorias, los condicionamientos, todo el pasado, se acumula en el superego en el lado derecho del cerebro. Así como el ego, el superego es un callejón sin salida y la sobreactividad del lado izquierdo lo infla como un globo. Esto puede ser causado por el ejercicio de un temperamento muy emocional, por el deseo de dañarte a ti mismo, por ser indulgentes con los vicios y así sucesivamente. Para los problemas de esta naturaleza debes hacer lo mismo que para un lado izquierdo débil.

El superego está en el reino del subconsciente, donde se almacena todo tu conocimiento y experiencias pasadas. Rodeando el subconsciente individual está el subconsciente colectivo, en donde moran los espíritus de los muertos (bhoots) todavía atados a esta tierra por las cadenas de la pasión y del deseo. Los espiritistas, médiums, nigromantes, trabajan en este reino.

El ego (ahankara) está en el lado izquierdo del cerebro y es el globo al cual suben los humos de la actividad del lado derecho. A medida que quemamos energía al trabajar, al pensar, al planificar, al enojarnos, el calor subsiguiente genera estos humos en el lado derecho como si se tratara de una chimenea en un horno. Pero en vez de escaparse a la atmósfera estos humos sólo inflan el globo del ego. Esta es la razón por la cual, a una edad relativamente temprana, el área de la fontanela se calcifica y se endurece, y comenzamos a desarrollar nuestras identidades separadas y nuestro concepto del “Yo”. Cuando el ego envuelve el corazón, perdemos de vista el espíritu y nos identificamos solamente con lo que llamamos el “Yo”.

Para desinflar el globo y llevar al ego nuevamente en proporción con el resto del instrumento, tenemos que pincharlo con el alfiler del humor. Mirando al ego como un testigo, comienzas a ver sus trucos y manipulaciones sutiles y entonces se vuelve una broma. No podemos luchar contra el ego, es una contradicción. Podemos bajarlo solamente con nuestra risa. Entonces el corazón puede atravesar su dominio.

No es que queramos matar al ego. Tiene después de todo su lugar en el instrumento: sin él no actuaríamos. Pero deseamos tenerlo en equilibrio con el superego, de manera de crear el espacio para que la Kundalini pase hacia el Sahasrara.

De la misma forma que el espíritu no acumula culpa, tampoco acumula pecado o karma. El Karma es el resultado de la acción pasada del ego, y una vez que estamos en el Espíritu, más allá del ego, estamos más allá del karma.

El ego está en el supraconsciente, el reino del futuro. Los clarividentes, los que buscan el poder, los visionarios, van a este lado.

La gente ambiciosa que ha llevado vidas extremadamente egocéntricas, posiblemente dominando naciones con el poder de su ego, puede, al morir, pasar al supraconsciente colectivo, desde donde pueden poseer a gente de similar ambición.

La exploración de cualquiera de estos reinos es extremadamente peligrosa. Shri Mataji dice que son esencialmente lo mismo: “No hay ninguna diferencia si son los humos negros del carbón (subconsciente), o los humos amarillos del benceno (supraconsciente). Ambos son igualmente sofocantes.”

En el camino al Sahasrara chakra, el Sushumna Nadi, pasa a través del Agnya chakra. Para cruzar este centro debemos desarrollar el poder del perdón. Debemos aprender a perdonarnos a nosotros mismos y a otros. Una vez que vemos que nuestra ira es auto-destructiva, que somos sólo nosotros los que sufrimos como resultado de esa emoción, entonces se vuelve fácil perdonar. Nos damos cuenta que el perdón en sí mismo es un mito. La persona a la que estamos perdonando no se verá afectada. Todo lo que sucede es que soltamos nuestras cadenas. Además el perdón relaja el Agnya, permitiendo así que la Kundalini pase a través del estrecho cruce del quiasma óptico.

Debido a que el Agnya gobierna nuestra vista, debemos respetar los ojos como un regalo con el cual se nos revela la belleza de la creación de Dios. No debemos perder o abusar de ese regalo. Si deseas que tus ojos paren de deambular, fíjalos en la tierra. Puedes también limpiar este centro a través de otros elementos, mirando el cielo despejado o la llama de una vela.

Siendo la entrada al Sahasrara, el reino más puro, el Agnya no permitirá que la Kundalini suba sobre él si aún hay impurezas en la mente. Entonces debemos purificar nuestras mentes, purificar nuestra atención, que en el estado de Realización es el instrumento de nuestra percepción. Shri Mataji dice, “esta luz eterna abarca el mundo entero, y ves el mundo entero dentro de ti”.